viernes, 11 de febrero de 2011

La llegada a Atenas

Luego de un largo trayecto en avión, con escala en Buenos Aires y Roma. A casi tres días de haber cerrado la puerta de nuestro departamneto en Valparaíso, tomado nuestras maletas e iniciado el viaje, llegamos a Atenas.



Estudiada en el colegio y algún ramo de la universidad, Atenas era una ciudad que imaginaba sacada de un libro de historia, a punto de caerse de Europa y, sin embargo, base fundamental del pensamiento occidental.


Cuando llegas a Atenas lo primero que te llama la atención es que no entiendes nada de lo que los habitantes dicen o escriben. El idioma de los griegos no tiene nada que ver con el inglés, italiano o español. Es como si fuera de otro tiempo y eso lo vuelve muy atractivo. Por suerte, los dibujos de la señalética y la traducción en inglés facilita el desplazamiento dentro de la ciudad.

El centro histórico de Atenas es un gran paréntesis en medio de una urbe donde habitan más de 3 millones de personas.

Apenas salimos a la superficie en la estaciòn Monastiraki caminamos media cuadra con nuestras maletas, levantamos la mirada y nos encontramos con la figura de la Acrópolis dominando la ciudad. Estábamos emocionados, acabábamos de llegar a nuestro primer destino de Europa.

Galería de fotos de Atenas

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