El peligro de darse cuenta. La ciencia ficción ha retratado esta situación en diversas obras narrativas y cinematográficas. Desde de 1984 de George Orwell, pasando por la cinta Brazil o la más reciente Matrix. El juego de descubrir cuales son los motivos que mueven la construcción de la realidad, es en estas obras motivo de persecución, encierro y tortura.
El poder es tolerante ante el discurso opositor distribuido en dispositivos de consumo masivo y, usualmente, desechable. Una película por aquí, un documental por acá, uno que otro bestseller de lírica sarcástica extraviado entre títulos de ciencia ficción y novelas rosas... Por supuesto, dentro de una librería solitaria en medio de un mall repleto de botas, comida, vestidos, chaquetas y zapatillas. Es decir, un grano de arena en la playa del paraíso consumista .
Pero si este producto ya no es una declaración solitaria de principios en un blog sin visitas, ni un artículo periodístico en un diario con inestabilidad financiera, ni un bestseller de moda. Sino un sitio web, sin más detalles estéticos que un mundo cayendo desde otro mundo en forma de ectoplasma, pero con una base de datos armada con documentos puros y duros, la cosa cambia.
Wikileaks responde a la sociedad de la información, de la forma en que la sociedad de la información administra la base de datos de cada uno de sus ciudadanos, es decir, en forma sistemática, organizada y compleja. La diferencia está en que esta rigurosidad administrativa en el manejo de la información no es realizada sobre el ciudadano de a pie, el almacén de la esquina o ni siquiera una gran corporación. El análisis lo ha hecho sobre datos obtenidos del país con mayor poder en el mundo: EEUU.
Y como si fuera una novela de ciencia ficción, la primera vez que Wikileaks le pegó en el rostro a la inteligencia norteamericana con datos sobre Afganistán, curiosamente surgió una denuncia de abuso sexual en Suecia contra su fundador, Julian Assange. Superando la ficción, cuando pega el segundo golpe, revelando cables de la diplomacia de EEUU, no alcanza a pasar una semana y cae detenido en Inglaterra. Por supuesto, fruto de acusaciones que nada tienen que ver con el sitio en cuestión.
Curiosamente, empresas líderes en el manejo mundial de información (financiera e informática), efectúan la excepción a la regla de su negocio y comienzan a desentenderse de este cliente problema: Mastercard suspendió el servicio de pago en línea para efectuar donaciones a Wikileaks, Amazon le retiró el alojamiento web y PostFinance cerró la cuenta de Assange.
Es probable que CNN nos siga informando "objetivamente" sobre la detención de Assenge. Seguramente un par de años más, la misma industria de la entretención norteamericana nos devuelva una buena película sobre el fundador de Wikileaks... Mientras tanto las redes del poder seguirán actuando para evitar que esta página web siga funcionando como lo ha estado haciendo hasta ahora y, seguramente, modificando sus deficientes sistema de seguridad para evitar nuevas filtraciones: Digno de Orwell.
:(
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